Origen e historia del Tantra

Origen e historia del Tantra
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Los orígenes y la historia del Tantra no son demasiado claros. Según algunos, los escritos llamados Tantra fueron obra de Buda y por tanto, aparecieron en torno al siglo V a.C. Otros, difieren y señalan que fueron escritos por maestros posteriores. Y existe una tercera opción según la cual pertenecen a una tradición anterior que fue pasando de forma oral hasta quedar recogidos.

Los orígenes del tantra son inciertos y además, es practicado en diferentes países hinduistas y budistas. En consecuencia, en la actualidad existen diferentes formas de entender y practicar el Tantra.

Algunos conceptos de la historia del Tantra

Para entender mejor la historia del Tantra hay que comprender algunos conceptos.

Significado de Tantra en el hinduismo: En sánscrito significa tejido o telar. Puede ser entendido como parte esencial, armazón o también doctrina o regla.

Significado de Tantra en el budismo: su equivalente tibetano es rgyud y significa continuidad. Además, dado que en el budismo siempre se asocian los términos Tantra y Prabhanda (luz). El Tantra podría ser el camino o la continuidad de la luz.

Cuándo y dónde aparece

Su origen es incierto, el Tantra puede entenderse como una especie de collage de diferentes maestros, zonas geográficas y enseñanzas.

Además, dado que sus primeras enseñanzas fueron orales y de maestro a discípulo a través de una serie de iniciaciones, su origen está lleno de misterios.

La versión más extendida es que apareció en La India y poco después viajó a China y al Tíbet. Más tarde a otros países como Nepal, Corea, Japón… en cada lugar sufrió algunos sincretismos.

Los primeros escritos aparecen en el siglo VII d.C, pero su término aparecía ya en los Agamas (sutras del Budismo temprano) en las conversaciones de las divinidades Shiva y Shakti. Las primeras sectas tantristas usaban estos escritos para guiarse y lograr el despertar.

Estos cambios de dirección que sufrió el Tantra ha conllevado a que a día de hoy existan tres ramas de influencia: el shivaísmo de Cachemira, el tantra tibetano y el taoísmo.

Las dos primeras son muy semejantes entre sí. Ambas huyen del ascetismo, buscan experimentar la vida en todas sus facetas y extraer enseñanzas de ella para alcanzar la iluminación.

El taoísmo por su parte reunía antes de las escrituras del Tantra sabiduría sobre la energía sexual, los orgasmos y la unión de los opuestos.

La historia del Tantra en sus inicios

Cachemira es una región de La India y todo apunta a que allí empieza la historia del Tantra. Lo hizo con doctrinas específicas que invitaban a experimentar la vida para extraer lecciones. Esta tradición viajó primeramente por la región del Himalaya gracias al sabio Gurú Rinpoche Padmasambhava quien en el siglo VIII llevó las enseñanzas al Tíbet. Este hombre fue llamado el segundo Buda.

En el siglo X el maestro Abhinavagupta escribió un texto a día de hoy muy conocido; Tantraloka. En él, se resume todo el conocimiento antiguo de los textos tántricos con comentarios adicionales para una mejor comprensión.

Pero antes incluso de estar establecidos estos preceptos, el Tantrismo comenzó a expandirse. Los maestros fundaban escuelas y copiaban los textos, luego las mujeres que vivían en los templos transmitían estos conocimientos de una forma más practica: con la danza, la música, haciendo el amor y practicando otras artes. Se las conocía como dakinis o tantrikas y su fin era enseñar los secretos de la energía sexual y transmitirla.

Algunos de sus primeros alumnos, fueron los emperadores chinos que estaban interesados en el Tantra como vía para una vida más longeva.

Historia del Tantra: dos corrientes

La historia del Tantra es una historia de uniones de diferentes culturas y creencias por ello está presente en el hinduismo y en el budismo.

Cada Religión comprende el Tantra de una forma algo diferente y su práctica dentro de la doctrina tiene también variaciones. Vamos a ver algunas diferencias.

Tantra en el Hinduismo

El hinduismo tiene muy clara la división entre dos tipos de Tantra. Por un lado, el sendero de la mano derecha (dakshina marga) y de otro, el sendero de la mano izquierda (vama marga).

Los seguidores del sendero de la mano derecha consideran que su camino es el más elevado y que el de la izquierda es inferior o una desviación. Este último, el vama marga, puede contar con prácticas que en occidente están prohibidas, pues trata de algún modo de que la persona que lo practica se deshaga de sus tabúes, para ello debe ir más allá de sus límites preconcebidos. Y en ocasiones nuestros límites preconcebidos están también regidos por la legalidad.

El vama marga incluye técnicas de meditación y prácticas sexuales ritualizadas que en ocasiones alcanzan las 24 horas.

En el hinduismo utilizan los diálogos de Shiva y su esposa Devi para acercarse al Tantra. En ellos, Shiva como maestro responde a su esposa. Estas enseñanzas se estructuran en cuatro apartados diferentes:

  • jñana (conocimiento)
  • yoga (práctica)
  • kriya (acción)
  • charya (conducta)

Shiva y Shakti

El objetivo del Tantra y de todas las tradiciones es una especie de Big Crunch. Por entenderlo mejor: el universo primero se expande en el Big Bang y quedamos separados, pero el objetivo es la vuelta al origen, es decir, el Big Crunch. Esta vuelta puede darse con la unión de la pareja que nos completa.

Esta conciencia primordial a la que volver es representada por Shiva y para alcanzarlo debemos recorrer en sentido inverso la manifestación. Este sendero o camino que hay que recorrer a la inversa, es Shakti (un aspecto de la Gran Diosa).

Tantra en el Budismo

En el budismo también hay división: existen los tantras inferiores y superiores. Los llamados inferiores o externos excluyen por completo el acto sexual. Los superiores o internos dicen que sin el acto sexual no es posible lograr la iluminación en el Tantra.

Para el budismo, el Tantra es la vía rápida, puesto que aquel que lo practica ya se comporta como un Buda que aprendió antes todo lo necesario. Esto provoca que sea rechazado por muchos, pues se considera como un paso último que no debe darse sin la preparación adecuada.